La evasión es nuestro peor enemigo. Evadirme y no vincularme con el momento actual, mis actos, mi presente en todos sus matices no tan sólo promoverá resultados mediocres, sino que mermará mi energía vital y sin darme cuenta estaré absorbido en una sinergia corrompida de falta de energía vital y autoengaño evasivo.
El resultado final más común es la enfermedad de alguno de nuestros cuerpos, físico, mental /emocional o realización espiritual.
Aún que la realidad sea dolorosa, incomoda, difícil, complicada, incomprensible, no hay que olvidar nunca que es nuestra, que es nuestra responsabilidad aceptarla porque en cierta manera formamos parte de ella aún que el propio dolor nos ahuyente de ella.
Si no nos gusta y creemos que sabemos cómo puede ser mejor, utilicemos nuestra única y real legitimidad – que es todos lo que afecta a nosotros y nuestra esencia-, y empecemos a realizar acciones correctivas encaminadas a sentirnos mejor con nosotros mismos en nuestra realidad actual – aún que nos cueste al principio y no veamos cambios sustanciales- de estas pequeñas modificaciones nacerá una nueva realidad trascendida, menos dolorosa, más objetiva, más constructiva y por tanto nutritiva.
Como dijo un sabio, -para que cambien las cosas hay que hacer cosas diferentes-. Pero siempre hay que querer hacer algo, sin miedo a saber cuál ha de ser el siguiente paso, primero permítete serntir el cambio en ti, y después vendrá sola la acción más apropiada a nuestro grado de consciencia, pero primero hay que querer mover las cosas sin esperar nada ni el cómo. No tires el tiempo buscando recursos constantemente,herramientas externas ( terapias, libros, cursos, etc), inviértelo en fomentar el sentimiento del cambio en ti.
Decide moverlas, transcenderlas y empezará a moverse la maquinaria creativa divina que habita en nuestro interior para ayudarnos a movernos, pensar, sentir, hablar de forma diferente consiguiendo con pasos firmes y armoniosos y a veces hasta mágicos nuestra nueva realidad.
Deja una respuesta