A simple vista parece una incoherencia querer conseguir lo que criticamos, ¿no? Porque para eso lo criticamos y lo menospreciamos, ¿verdad? A veces parece que lo quieres hacer peor para no desearlo más…
Yo también pensaba lo mismo, pero a veces no es todo lo que parece.
Cuando entramos en esta espiral negativa es posible que estemos sufriendo una cierta nebulosa emocional de carencia respecto a lo que criticamos que nos hace ser crueles entre nuestras pieles, y permitimos despertar el demonio débil y criticón que habita en nuestro interior en forma de gruñido, mueca, resoplido, miradas desafiantes o desplante pintoresco. Sólo hay que estar atento y lo desenmascararemos.
«Qué forma más extraña de querer conseguir las cosas que deseáis los humanos», diría mi amigo extra E.T.
Seguiría diciéndome: «No podéis conseguir aquello que en vosotros está anclada la creencia que es malo por su formato, o principalmente por su mensajero. Y son los prejuicios al mensajero lo que os separa del deseo final, pequeño saltamontes»; y se reiría entre labios.
Pero quién no ha visto a alguien con algo que le guste. Y a veces, lo primero que te salta en la pantalla mental es un juicio hacia el mensajero del objeto deseado: morenaz@, bolsazo, peluco (reloj), cochazo con abuelete y rubia en el asiento del copiloto…
Es cierto que a veces, cuando pasa por nuestro lado una estrella fugaz humana, nos resuena algo en nuestro interior como celos, envidia, rabia o frustraciones, y como te pille con el día tonto y no te controles, acaba por hundirte en la miseria, porque vas empalmando todos los agravios del día, la semana o el año, y tiene la culpa el mensajero que se cruzó esta mañana contigo mostrando su encantador estilazo a la última, ya sea casual o hippie, la pareja abrazándose y besándose caramelosamente en la misma calle, la familia perfecta, etc. Y tú con estas actitudes, programándote negativamente.
Con estas perspectivas emocionales que nos evoca lo que en el fondo deseamos, ¿cómo lo vamos a incorporar a nuestra vida? es imposible.
Es imposible pensar ni un instante porque automáticamente nos saltará la (App) aplicación que tenemos instalada de serie frustración – rabia, y entonces empezaremos a atacar a nuestro propio deseo, canalizando nuestra mala energía hacia el mensajero.
Pero entonces nos tenemos que repetir que: “Il messaggero non é importante». Lo importante de verdad es el MENSAJE.
Mi amigo extra E.T siempre me dice que: «para conseguir lo que quieres antes debes amarlo y reconocerlo».
Entonces, ¿entiendo que si reconocemos al mensajero como tal y nos colocamos en resonancia positiva disfrutando de lo que nos llama la atención de él, entraremos en la espiral positiva que ayudará a acercarnos un poco más a lo que nos llama la atención de él? ¿Resonar positivamente hacia nuestro deseo? Uff, no sé si lo conseguiré. Pensar en el mensajero sí es lo que veo.
Pero lo que sí sé por experiencia, amigos, es que en un Universo de característica expansiva – contractiva (como un acordeón, una goma de la cinturilla o de pollo, que si la estiras demasiado jugando puedes acabar sacándote un ojo) es muy importante lo que piensas y sientes porque es lo que atraes. Así que entiendo lo absurdo que es darle tanta importancia al mensajero, y más si LA ACTITUD HACIA Él va a interferir mis realizaciones materiales, sentimentales o espirituales.
Si tengo la suerte de cruzarme con alguien que tenga algo que yo anhele (desee) ya sé lo que tengo que hacer (y no es robárselo, eh?). Saber que pronto lo tendré entre mis manos si reconozco y me centro en el mensaje, y dejo tranquilo al mensajero.
Nuestros prejuicios nos alejan de nuestros anhelos (deseos). La pena es que no nos podemos morder el cerebro como la lengua…Los pensamientos tienen un peso muy importante en nuestra realización, estado de bienestar y felicidad…pero como no se ven, no les damos la importancia que tienen. Recordad: Somos lo que pensamos y sentimos.
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