En el silencio de la duda, empieza y acaba el aprendizaje de la elección.
Bajo mi punto de vista, la duda es la elección menos constructivista que existe, tiene la facultad de dispersar la energía de todo lo que abraza.
Puede ser un error creer que nunca elegimos, lo hacemos constantemente, creando multiples variables, multicreaciones subatómicas que dispersarán y ralentizan nuestras materializaciones de proyectos o realidades que queramos disfrutar empujándonos a vivir en un halo constante de frustración.
Tener el propósito de elegir, imprime energía electromanética, concreta y une fuerzas, y sobre todo da una señal unificada y coherente poniendo a trabajar en armonia nuestras energías mentales, emocionales y porque no espirituales.
Mojarse a elegir es poner en marcha la máquina universal de creación, aquí es cuando surge la famosa frase limitante ¿Quidado con lo que pides, que se cumple, y ya tenemos el lío montado, eh?
Por mi experiencia personal, al Universo electromagnético que nos rodea, le importa poco lo que decidas, su función principal no es castigar o conceder, es darte la oportunidad de experimentar tus elecciones, para que finalmente tu ego evalue si ha estado acertada la elección o no.
En este punto cabe recordar que lo correcto e incorrecto será una percepción muy personal, variable, limitadora y subjetiva.
Lo que me ha demostrado la elección siempre que la he utilizado en mi vida, es que te mueve a vivir, lo que sea finalmente, eso ya lo decidirá uno según el estado emocional que le pille, pero que te mueve seguro.
Por otro lado la duda, me ha hecho perder mucha energía, salud y tiempo precioso de experimentación. La dedicación y enfoque que se le concede a la duda debería estar limitado por un sensor interno, ya puede acabar con toda ilusión, alegría y felicidad, a ver si se le ocurre a alguien contantas cosas que inventan.
Deja una respuesta