Sin duda, lo que da más miedo es que se produzcan sucesos y que no se puedan explicar.
Es entendible en el caso de enfermedades con más de un siglo de estudios con costes millonarios y que siguen matando a millones de personas, catástrofes climáticas repetitivas “de dudoso origen” que pueden acabar con el planeta, genocidios consentidos en el siglo XXI, personas sin poder comer en el siglo XXI, personas si poder expresarse libremente en “estados de derecho”, personas sin derecho a decidir, personas sin techo, personas sin derecho a tener unos mínimos de cuidados sanitarios, niños explotados y sin poder comer, terrorismo alimentado por las fábricas de los países capitalista que son ahora víctimas de su atroz obsesión, y tantos despropósitos causados por la desviación de la conciencia del ser humano.
Reiki es el camino de reencuentro con el amor incondicional y la bondad, una característica que aún que en casos sea poco aparente, es intrínseca del ser humano. Esta bondad, es lo que nos hace especiales. Recuperar esta bondad en los corazones será parte del cambio de paradigma planetario, y con éste, un planeta sano y una sociedad unida sumando potencialidades para un bien mayor.
Aún no he visto morirse a nadie de una sesión de Reiki, indiferentemente del método que se practique.
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