En este articulo quiero explicarte las bases de la agresividad de tu hijo para que puedas reflexionar tus posicionamientos respecto a él, cuando está submergido en esas situaciones dolorosas.
Seguro que todos recordáis cuando en el colegio se escuchaba de repente » hay pelea, hay pelea..»
todos íbamos a ver quién se peleaba mientras se formaba un círculo y allí empezában los ruidos y gritos de todo tipo: los que animaban, los que itentaban separar, los que gritaban por gritar… duraba en función de si se cansaban pronto, les separában los compañeros, o venían los profesores, y una vez terminaba los demás nos íbamos cada uno a lo que le tocaba… sin más.
Hoy en día no podemos tratar esas conductas con la misma ligereza que antes, ya que el problema de la agresividad entre adolescentes ha ido en augmento, y no són las simples y puntuales peleas, fruto mayormente de los niveles de testosterona y la búsqueda de identidad de la etapa vital, sino que es un comportamiento continuado que se extiende en los colegios y fuera de ellos, con consencuencias muy preocupantes que pueden desencadenar transtornos psiquiátricos graves. Por eso, al Equipo Omnia Tenns nos lleva a una reflexión profunda sobre lo que les está sucediendo. Y a ti?
Tipos de agresividad:
Todos sabemos cuales son las características que definen a una persona agresiva, en menor o mayor grado podemos encontrar desde las agresiones verbales: insultos, mentiras, manipulaciones, las agresiones físicas: los golpes en las paredes de la habitación, los empujones, las peleas, etc.. como también hay que tener en cuenta las autolesiones, que también son una expresión de agresión hacia uno mismo. En este sentido este tipo de conductas pueden acabar en graves transtornos psiquiatricos como los TLP (transtorno limite de la personalidad, TOD ( transtorno por oposicion desafiante), por eso es importante detectarlas cuanto antes y tratar así el problema para evitar más riesgos hacia uno mismo y/o hacia los demás.
¿De dónde surge esa agresividad?
La agresividad es producto de las emociones de frustración, rabia, inseguridad, dolor. Esa es la primera premisa que debemos considerar, ya que un adolescente sano, con una construcción moderada de su emocionalidad ( dentro de las caracteristícas de la adolescencia) y un entorno favorable tanto en el ámbito familiar cómo en las relaciones sociales, dificilmente desarrollarán esa agresividad.
Es importante tener en cuenta esa primera parte del problema, ya que de entrada la misma frustración que provoca a los padres ese tipo de conductas desafiantes, dificulta mucho que se pueda poner la atención a querer comprender qué le estará pasando por dentro, más que a juzgar y criminalizar a su hijo.
En esa primera fase de la situación, es igual de necesario que los padres puedan graduar su actitud frente a un hijo agresivo y además de empezar a poner los límites y condiciones necesarias para empezar a reducir ese comportamiento, también quieran y puedan poner un foco al origen del problema y a buscar soluciones para frenar esas conductas destructivas.
Una buena manera de empezar es haciéndose las siguientes preguntas:
- ¿cuando empezó esa conducta?
- ¿ en aquél momento hubo algun suceso importante en la familia o en el entorno cercano? ( muertes, enfermedades, cambios de residencia, maltrato..)
- Y en la escuela? Cómo es su rendimiento? Cómo se relaciona con los demás?
- Y en casa? Qué tipo de comunicación utilizamos? Se habla desde las emociones?
En ese caso, si se da permiso a este tipo de preguntas ya es una buena manera de empezar a tratar el problema. Desde aquí se puede empezar a a buscar los motivos de malestar, inestabilidad, dolor.. de un adolescente que de entrada y como instinto de vida, le gustaría poder disfrutar y pasarlo bien con sus amigos, sus actividades, su familia, etc.
A partir de esas preguntas y con un mapa previo de la situación, que puede haber afectado al adolescente, es importante poderlo contrastar con profesional especializado para que dónde no puedan intervenir los padres, les pueda acompañar esa guía profesional, tanto para el adolescente como para ellos.
Ningún joven escoge ser agresivo por propia voluntad y decisión determinada, siempre hay factores detrás de esas conductas que tiene que provocar a los adultos la necesidad de querer encontrarlos, observarlos y hacer los cambios necesarios para contribuir a la mejora de su hijo.
Si crees que no puedes y buscas recursos, estaremos encantados que nos cuentes tu caso, y haremos una valoración gratuita de las mejores estrategias para empezar a tratar la situación.
Si te ha ayudado éste artículo seguro que le puede ayudar a gente que conoces y que está en tu misma situación, así que comparte ésta información para cuidar a nuestros adolescentes.
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Helena Masnou
Terapeuta y educadora
Especialista en Salud mental y Addicciones
Co-directora del proyecto Omnia Teens
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