Principalmente por:
• La des-conexión de la esencia del Ser, del propósito o de la misión.
• Buscar la nutrición energética desde el entorno emocional relacional, en vez de desde la esencia fundamental.
• Un estado de carencia energético, que equivale a emociones y creaciones mentales negativas de baja vibración.
• La ansiedad por carencia. Absorción ansiosa de cualquier energía del entorno e invitaciones indeseables de todo tipo de entidades bio-plasmáticas.
Cuando no se dispone de la energía suficiente para pensar, sentir o hacer lo que se quiere, se puede manifestar cansancio físico, emocional o mental. Estos estados carentes de energía mantenidos en el tiempo pueden desencadenar enfermedades de cualquiera de los campos antes descritos.
Unos niveles de energía por debajo de lo perfecto para el desarrollo de la vida natural del Ser lo llevarán a éste a vibrar en unas frecuencias muy bajas (emoción), en las que la carencia energética se sintonizará a la carencia emocional y mental. Con ello se formará un gran bloque pluri-sintomatológico que puede que se reafirme en la conciencia como algo realista e inamovible mediante circunstancias auto-proyectadas en el entorno del afectado como estados catastróficos. El paradigma recurrente de la negatividad inicial de todos los procesos evolutivos trabajados hasta la fecha, y que aparecen de nuevo las frases manipulativas del tipo:– no ha servido para nada todo el esfuerzo, esto no es para mí-.
Puede que resurjan de la mente inquieta afirmaciones como: – siempre lo mismo; mala suerte la mía; Dios se ha olvidado de mi y de mis deseos; todo el mundo consigue lo que quiere y yo no; tengo todos los problemas del mundo; nunca lo conseguiré; no soy capaz; etc- ..
Es normal que la mente dé estos mensajes, ya que son equivalentes a la vibración energética (emoción) del momento. Si vibráramos en amor, no se podrían dar estos mensajes. ¿Entonces, qué está pasando?
Estás vibrando en equivalencias de baja energía. Es como un pez que se muerde la cola, emoción y energía van de la mano, y la mente ameniza la velada según la energía que haya.
Está claro que cuando estamos en los momentos de un proceso de crisis existencial, de soltar viejas creencias con información y emoción, sumidos en el tránsito de adaptación de un ego dolorido y medio moribundo, nos podemos olvidar que seguimos formando parte de la Creación Universal con un propósito, con toda la energía vital necesaria y la hoja de ruta, para llevar a cabo el propósito desde la máxima expansión, así como disfrutar por los poros de la piel del reconocimiento más sanador, el de la Energía Creadora.
Posiblemente el hecho de no estar enfocado en la esencia fundamental del Ser (Energía Vital Universal) y seguir perdidos demasiado tiempo en la admiración de los designios del ego racionalista-empirista, preocupado por la supervivencia desde el sentimiento de carencia crónico, promueva un movimiento de energía que le llamaremos “efecto aspiradora”, que absorbe del entorno todo lo que pueda, indiferentemente de la calidad, u origen y vibración de su energía. Todo vale para calmar este vacío.
Es como un ataque de ansiedad de comida, que te lo comes todo y más, pasando por alto si es correcto o saludable para ti.
Desde nuestro punto de vista y experiencia personal, para acabar con la contaminación o la succión innecesaria de energías tóxicas que no aportan valor ninguno, sino que calman un vacío momentáneamente, “cómo un mal carbohidrato, que deja más residuos que energía”, es conectarse a la nutrición energética desde la esencia fundamental de cada uno, de forma vertical, no frontal.
Conectarse y reafirmar también la creencia de un propósito universal, de que hemos aparecido en este mundo con una tarea a hacer, seguro, y que el Universo Creador no dudará en acompañarnos con los mejores niveles de energía y consciencias trasformadoras que elevarán nuestros niveles vibratorios, desvinculando anclajes contaminantes y tóxicos, provengan de dónde provengan.
Reencontrar los recursos personales para llevar a cabo el propósito es el principio del propósito, y una vez descubierto parte de los recursos, ponerse en marcha con la maravillosa Ley de la intención, y utilizar el precioso cuerpo que nos ha dado Dios para recoger los frutos de la acción deliberada de la intención.
Al revés puede que promueva frustraciones, miedos, dudas, incertidumbres y/o emociones de baja energía que nos volverán de nuevo al circuito cerrado tóxico.
Conexión y amor son fundamentales como tratamiento a la pérdida de energía y contaminación tóxica.